viernes, 30 de mayo de 2014
Colocar las mesas y las sillas pegadas
- Colocar las mesas y las sillas pegadas a las paredes para evitar que los empleados bailen sobre ellas y se produzcan accidentes.
- Mantener bajo llave las fotocopiadoras. Los ingleses borrachos tienden inevitablemente a fotocopiarse las partes más inverosímiles de su anatomía. No es la primera vez que algún inglés o inglesa especialmente corpulentos sufren graves y dolorosos cortes en sus partes íntimas al romperse el cristal superior de la máquina mientras trataban de sentarse encima en pelotas.
- Llenar las máquinas de condones de los baños: los compañeros que antes jamás se habían atrevido a hablarse acabarán manteniendo relaciones sexuales en los baños, y es mejor evitar embarazos indeseados.
- Guardar todos los objetos que puedan ser utilizados como arma contundente (en peleas de borrachos, por si alguien aún no lo tenía claro) o los que tengan aristas o bordes que puedan resultar dañinos (cuando los borrachos choquen contra ellos).
He estado ya en dos fiestas de Navidad del Departamento de Genética y doy fe de que se han producido todas estas situaciones y más. Y lo más sorprendente no es eso... emborracharse en una fiesta y propasarse puede considerarse incluso normal... lo curioso es que al día siguiente, entre resacas y ojeras, nadie comentará nada jocoso al respecto, nadie dirá "joer Michael, vaya melopea que pillaste ayer, ¿eh pillín?", nadie habrá aprovechado el ambiente de mayor contacto del día anterior para relajar el trabajo diario... No, al día siguiente todos volverán a ser extraños.
Todavía recuerdo la primera Fiesta de Navidad a la que acudí... fue muy sonada. Yo me llevé a Muso, por entonces mi novio, y a mi amigo Dino (que ahora está trabajando en Manchester). Me lo pasé pipa ayudando a adornarlo todo con espumillón, guirnaldas y bolas de navidad, y luego haciendo 20 litros de sangría, que me habían encargado como única española en el "comité". Claro, que si "prueba la sangría" por aquí, que si "prueba tú el mojito" por allá, que si "a qué sabe esta cosa azul"... al poco de empezar la fiesta ya tenía un mareíllo considerable. Luego pusieron la música y las luces de colores y los ingleses acabaron de desbocarse del todo. A mitad de la noche los estudiantes de tercer curso (los "part II students", como los llaman aquí) tienen por costumbre organizar una pantomima en la que imitan a los profesores del departamento. Ese año el tema era "Blancanieves y los 7 enanitos", y yo ya me había fijado en que uno de los enanitos, precisamente el "enanito Feliz", le echaba unas miradillas nada castas y puras a la Blancanieves. Si es que yo tengo una vista pa estas cosas...
Una media hora después de terminada la pantomima esta menda que escribe llevaba bastantes copas encima y necesitaba librarse de algo de líquido, así que me dirigí a los lavabos. Estaba yo tan tranquila sentada en la taza del water y en esto escucho dos voces, una de ellas inconfundiblemente masculina, que entran en el baño y se encierran en el otro cubículo. Yo callada como una muerta y con la oreja puesta, por supuesto. Jijiji por aquí, jajaja por allá, besuqueos por acullá... y en fin, que las palabras se terminaron, las respiraciones se aceleraron y la menda tuvo que salirse del baño porque le estaba entrando la risa floja y tampoco era cuestión de cortarles el rollo a los dos tortolitos. No había hecho más que abrir la puerta y me encuentro con 3 pares de ojos como platos mirándome: las chicas habían entrado en el baño y estaban allí plantadas en los lavabos buscando el origen de tan peculiares sonidos: "¿Están haciendo lo que parece que están haciendo?", me preguntó una de ellas... "Mujer, eso parece... ¿quieres entrar y preguntarles?"
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